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Bienvenidos a mi refugio.

Espero que a todos os guste y os sintáis cómodos. Para mi primera entrada subo y os explico el programa Calibre.

Calibre sirve para pasar archivos en formato .doc o .pdf a formatos que lee los ebooks, y viceversa. Ésta versión es portátil por lo que no hay que instalarla, simplemente abrís el archivo .exe, añadís los libros que queréis y le dais a convertir.

Os dejo un vídeo tutorial, que quizá pueda aclarar las posibles dudas que aparezcan:

Y aquí os dejo el enlace para bajaros el programa:


P.D. ¡Se admiten sugerencias! Si queréis que encuentre y suba algún libro no dudéis en ponerlo en los comentarios.

lunes, 27 de julio de 2015

Historia larga de One Piece: Fukano Densetsu (La leyenda imposible) - Cap. 4

Disclaimer - One Piece y sus personajes pertenecen a Eiichiro Oda

Fukanō Densetsu

Capítulo 4.- ¡ALERTA! Aparece el jovencísimo mandamás.


En cuanto las puertas se abrieron de par en par pudieron ver el pueblo. Podían ver que desde la puerta arrancaba la avenida principal que seguía recta hasta el otro extremo de la villa. A los laterales habían comercios de todo tipo en donde los cuales algunos tenderos gritaban a los que pasaban por allí para que les compraran. Detrás de estos edificios principales, se hallaban las casas de los habitantes. Mirando hacia la derecha, había un descampado, con vallas alrededor. Y para consternación de todos, menos de Zoro, mucha de la gente estaba tirada en el suelo durmiendo a pierna suelta. Pero esta gente sólo eran niños, así que dentro de lo que cabía no era tan raro. Lo que sí era extraño, era que no solo en el descampado estaban durmiendo, sino que también había otros que estaban por el pueblo tirados por las calles, metidos en buzones, en los tejados…parecía que los críos de este pueblo tuvieran la enfermedad del sueño.

Los Sombrero de Paja estaban estupefactos ante tal visión. Por eso Nami preguntó al niño-soldado:

- Etto…guardia, ¿por qué todos los niños están durmiendo?

- ¡Porque están entrenando! Todos los que veis durmiendo, son soldados o futuros soldados.- contestó orgulloso el niño.

- Ah… con que entrenando… ¡¿Entrenando?! ¿Naniiiii?- dijo la tripulación.

- Sí, nosotros entrenamos así. Cuanto menos hacemos más fuertes somos, es lógico ¿verdad? ¡Su pelirrojísima debe estar todo el día vagueando para ser tan fuerte!- alabó el soldado.

A todos les cayó una gota por la cabeza, menos a Luffy que seguía flipando con los críos sobados y estaba ignorando totalmente la conversación.

- Bueno, veo que aquí tenéis comercios. Nos gustaría reponer nuestra despensa en el barco, pero primero, llévanos ante quien mande en este pueblo.- Entonces Nami se giró hacia la familia de granjeros y dijo- Ya podéis iros. Habéis sido de ayuda, por lo que no os haré nada. Retiraos.

- Muchas gracias su excelentísima. Esperamos que pasen una muy agradable estancia en nuestra querida villa.- y dicho esto, se fueron.

- Muy bien, su ilustrísima. Síganme y les llevaré a la casa de nuestro querido alcalde.- informó el guarda.

Se pusieron en marcha por la avenida principal. Nami no puedo evitar fijarse en las tiendas de ropa. Luffy, obviamente iba dejando un río de saliva detrás de él mientras veía los puestos de comida y restaurantes.

- ¡Robin! Tenemos que venir aquí a comprar y de paso, ganar unos cuantos beris…- propuso la navegante a la arqueóloga.

- Por supuesto, navegante-san. Será un placer.- contestó Robin con una sonrisa de complicidad.

- ¡Naamiii! ¡Comamos algo primero! Nikuuuu- rogó el capitán.

- No, Luffy, no seas pesado, que primero tenemos que saber qué pasa aquí y luego ya iremos a hacer las compras y podrás comer. Y quién sabe, quizá el alcalde de un banquete en mi honor.- dijo Nami con una sonrisa narcisista.

- A mí con que me den un barril de sake, me sobra. No me interesa estar de cháchara con el alcalde rarito de este aún más extraño pueblo.- comentó Zoro.

- Sí, eso, kuso marimo, emborráchate y piérdete.- insultó Sanji- Yo le pediré al alcalde que me presente a muchas chicas bonitas…- dijo un cocinero muy soñador con sangre bajándole por la nariz.

- ¡Sanji! Estamos escasos de transfusiones de tu sangre, así que contrólate un poco.- le reprendió Chopper.

- Buh buuhh, ¡Sanji morirá desangrado porque es un pervertiiiiidooo! Ero-cook.- se envalentonó Ussop sabiendo que él era más fuerte que el cocinero.

- Mientras cumpla mi sueño de ver ladies bonitas y desnudas, yo puedo morir tranquilo.- dijo todo digno Sanji.

- Pero Sanji-kun, mira las mujeres que hay aquí.- comentó Nami.

El cocinero miró a su alrededor y vio que las mujeres jóvenes estaban súper musculadas y tenían el tamaño de Franky, las ancianas estaban arrugadas e iban vestidas como crías y las niñas iban vestidas con escotes y minifaldas. Todo muy perturbador.

- Ya no vale la pena seguir viviendo…- dijo un Sanji deprimido agachado en el suelo.

- Baka ero-cook.- comentó de pasada Zoro. No podía quedarse sin contestarle.

- Sus señorías, si tienen la bondad de seguirme, al final de la avenida principal, pasando todos los comercios, a mano derecha, estará el Ayuntamiento, la casa de nuestro ilustre alcalde Gaishomaru.- informó el guardia.

Después del breve bajón de Sanji, se pusieron otra vez en marcha. Al pasar todas las tiendas, a la derecha se podía observar una plaza con un edificio enorme presidiéndola. La mansión tenía un reloj en la fachada frontal y para entrar había una gran puerta. Bajo el reloj había un balcón muy largo, en el que estaba de pie un niño pequeño observando el pueblo, ya que desde esa altura se podía ver casi toda la villa.

Al entrar en la plaza, el niño saludó al otro niño que había en el balcón, cosa que este le devolvió y acto seguido, entró al edificio.

- A quien acabo de saludar es el alcalde. Vayamos a recibirlo a la puerta del Ayuntamiento.- dijo el guardia.

- ¿¡Nani!?- exclamaron todos.

- ¿Cómo va a ser un niño el alcalde?- dijo Usopp.

El guardia los miró desconcertado, no entendía a que se debía la sorpresa. Él era un niño y era soldado. Se encogió de hombros y siguió andando. Se encaminaron hacia el edificio, atravesando la plaza. Al llegar vieron que el alcalde ya les estaba esperando en la puerta. El niño era pequeño de aproximadamente tres años. Vestía con traje y corbata. Llevaba el pelo corto a lo militar, de color negro y su piel era morena, con una cicatriz cruzándole el ojo izquierdo.

- Ohayo sus excelentísimos visitantes. Gracias a los cielos que han llegado extranjeros. ¡Esto es un milagro! ¡ALERTA! Mi nombre es Gaishomaru y soy el alcalde de este ilustrísimo pueblo. ¡Youkoso a Yume no Mura! Espero que os haya gustado lo poco que hayáis podido ver de camino hacia aquí. ¡ALERTA!- dijo sonriente el alcalde.

A todos les cayó una gota por la cabeza. En este pueblo todos eran súper raros, como diría Franky.

- Er… Sí. Muchas gracias, parece un sitio muy agradable.- contestó Nami un poco desconcertada.

Cuando terminó de hablar el niño trajeado, el guardia se le acercó y le susurró algo en el oído. A lo cual el alcalde respondió sacando un megáfono de quien sabe dónde y entró corriendo al edificio. A los pocos segundos estaba en el balcón llamando a todo el pueblo mediante aquel aparato.

- ¡Venid todos, mi queridos habitantes! Tengo un anuncio que haceros.- llamó el alcalde Gaishomaru. Cuando se hubo reunido una buena parte de los ciudadanos el niño anunció- Quiero informaros que han llegado unos extranjeros desde fuera de la isla. ¡SÍ! Han podido llegar hasta aquí, y son muy fuertes. ¡¿Cómo van a ser estos los demonios que nos tienen aquí atrapados?! Mirad a la chica pelirroja, ¿cómo va a ser alguien tan joven un demonio? ¿¡Acaso pensáis!? Más me parecéis vegetales de lo ignorantes que sois. ¿Tienen pinta de ser los que nos causan nuestro confinamiento? A ver si pensamos más. Además, si ellos han podido entrar aquí…eso significa… ¡QUE PODEMOS SALIR!- exclamó.

La gente reunida en la plaza comenzó a aplaudir, a gritar, a llorar…estaban todos muy felices.

- Oish, me ha llamado joven, qué alcalde tan majo.- comentó Nami.

- Pues…viendo que aquí los jóvenes son los abuelos…yo no me lo tomaría tan bien juajuajua.- se cachondeó Usopp. Por lo cual se ganó un chichón en la cabeza.

Cuando terminó de hablar volvió a meterse dentro del edificio y al poco salió por la puerta donde esperaba la tripulación junto al guardia.

- Buen trabajo, mi querido guardia. ¡ALERTA! Ya puedes volver a tu puesto. Serás recompensado por conducir a nuestros ilustres visitantes ante mí sin hacerles daño.- despidió al niño-soldado.

- ¡Muchas gracias señor alcalde!- dijo el guardia dándose la vuelta y volviendo a su lugar de trabajo en la puerta de la villa.

- Y ahora, por favor, seguidme. ¡ALERTA! Os hospedaréis en mi casa, por supuesto, y habrá un banquete en vuestro honor esta noche.- invitó el alcalde. Dio media vuelta y se adentró de nuevo en la casa.

- ¡NIIIKUUUUUU!- gritó Luffy corriendo detrás del niño-alcalde.

- ¡Luffy! No seas burro y pórtate bien. ¡Eres un crío! Kami-sama, dame paciencia.- rogó Nami.

- ¡Oi Nami! Yo no soy un niño. ¡Soy un hombre! Shishishi.-dijo Luffy deteniendo su carrera y girándose.

- Mientras estemos en esta isla y yo sea más fuerte que tú, serás un crío.- sonrió de forma burlona Nami pasando a su lado y dejándolo atrás.

- Un banquete en nuestro honor… ¡Ahí definitivamente tiene que haber chicas guapas! ¡Les cocinaré lo mejor para mis mellorines! Y ellas me lo agradecerán con esto…y con lo otro… y con…- Sanji salió volando por el chorro de sangre que súbitamente empezó a manar de su nariz.

- ¡Oi Chopper! Nuestro ero-cook de mierda está otra vez a punto de morir por ser tan pervertido.- avisó Zoro.- Yo me adelanto, a ver si me dan una buena botella de sake y me dejan dormir tranquilamente.

- ¡Saaaannjiiiii!- gritó Chopper.- ¡Aguanta! Usopp, ayúdame a ponerle la transfusión. Esta es la última, vamos a tener que preguntar por el pueblo por el tipo de sangre de Sanji ¡Porque como le vuelva a pasar esto se nos queda tieso…!- dijo el doctor entre lágrimas.

- Con cuidado Chopper, recuerda que somos más fuertes y el colmo sería que lo matásemos nosotros…jajaja. Dale un puñetazo y déjalo inconsciente para el resto del día. Así seguro que no muere desangrado.- bromeó Usopp ayudando con delicadeza a Chopper.

- Jujuju si os sirve de ayuda, aquí tenéis más fotos para la rehabilitación de Sanji.- dijo Robin al pasar por su lado dejando unas fotos sugerentes de Nami y ella.

- ¡Muchas gracias Robin, qué buena eres!- exclamó Chopper con estrellitas en los ojos.

Cuando todos estuvieron dentro de la casa y con Sanji recuperado, el alcalde Gaishomaru los invitó a comer.

- Mis ilustres invitados, ya casi es mediodía. ¡ALERTA! ¿Les gustaría compartir mi comida?- ofreció.

- Sería un honor, alcalde-san.- dijo Robin.

- ¡SÍII! Dame niku, niku, nikuuuu. Onegai.- dijo esto último mirando de reojo a Nami pensando si lo había dicho adecuadamente, ya que no quería quedar otra vez con la cabeza empotrada en el suelo.

- ¡Oi! Sake.- dijo Zoro.

- Aceptamos su oferta gustosamente.- aceptó Nami.

- Entonces síganme, ¡ALERTA! Acomodémonos en el comedor. Están a punto de servir la comida.- informó Gaishomaru.

Todos fueron detrás del alcalde. Llegaron a una sala grande donde había una mesa alargada con muchas sillas a su alrededor. Gaishomaru les invitó a sentarse. Cuando todos estuvieron acomodados el niño-alcalde dijo:

- Antes de empezar a servir la comida ¡ALERTA! me gustaría que sus magnánimos invitados se presenten. No se puede comer con gente sin antes presentarse, ¿no creen?

- Tienes toda la razón Gaishomaru-san.- dijo Usopp- Yo soy el Gran Guerrero del Mar, ¡el magnífico Capitán Usopp-sama!

- Shishishishi ¡Yo soy Luffy! ¡El próximo Kaizoku Ou!- se presentó Luffy, que al momento se golpeó contra la mesa- ¡Iteee! Nami, ¿por qué me has pegado?

- Calla Luffy, ¡no puedes ir diciendo esas cosas!- regañó Nami.- Gaishomaru-san no le haga caso a nuestro capitán. Mi nombre es Nami.- se presentó la navegante.

- Yo soy Sanji y este del pelo verde es el kuso marimo, Zoro, un kuso kenshin.- se rió Sanji.

- ¡Urusai! Baka ero-cook… ¿quieres que te corte?- retó Zoro.

- ¡Será un placer patearte hasta la luna, espadachín de pacotilla!- respondió Sanji.

- Jujuju Alcalde-san, no haga caso de nuestros nakamas, siempre son así. Mi nombre es Robin. Encantada.- dijo Robin con una sonrisa.

- ¿Y-y-y q-quién es el monstruo-mapache?- pregunto el niño asustado.

- ¡No soy un mapache, soy un reno! ¡Y no soy un monstruo!- gritó Chopper haciéndose grande.

- ¡OOhh! ¡Qué animalito taaaan mooonoo! ¡Kyaa!- chilló Gaishomaru saltando encima de Chopper abrazándolo como si fuera un osito de peluche.

- ¡Oi Chopper! Encógete que me estás quitando mi sitio.- dijo Usopp.

- ¡Por mucho que me digas mono no me harás feliz, cabronazo!- exclamó Chopper con felicidad mientras el alcalde seguía abrazado a él. Entonces el doctor de la tripulación se encogió para volver a su forma más cómoda ya que estaba molestando al tirador.

- ¡AAAHH! ¡MONSTRUO!- gritó el niño volviendo corriendo a su asiento asustado.

- Gaishomaru-san, no tenga miedo, es nuestro nakama. Se llama Chopper y es nuestro doctor.- dijo aturdida Nami. Esta gente era demasiado rara.- ¿Por qué cuando se hace grande le parece mono?-preguntó curiosa.

- Ah…vale…supongo que está bien…- aceptó el niño- Es que estoy traumatizado, cuando era soldado ¡me atacó un demonio! Era pequeño, blanco y peludo, con orejas muy largas. Él me hizo la cicatriz que tengo en el ojo. Desde entonces tengo miedo a los animales pequeños y peludos…- explicó el alcalde- Y cuando es grande me parece mono ¡porque es muy achuchable! Es más, mi mascota es incluso más grande que él. Os la presentaré. ¡Bobby, chico, ven aquí!- llamó Gaishomaru. 
A la llamada acudió un T-Rex que apenas cabía por la puerta.

- ¡Hola mi cosita! ¿Cómo estás tontorrón? Este es Bobby, todavía es pequeñito, sólo tiene seis meses, pero ya somos mejores amigos. ¡Ven aquí que te abrace!- y dicho esto el alcalde fue corriendo y se enganchó al cuello del dinosaurio abrazándolo tan fuerte que se estaba poniendo azul el pobre animal.
Todos estaban boquiabiertos con los ojos como platos. ¿Chopper en su forma pequeña le daba miedo pero cuando se hacía grande le parecía mono? Y para colmo, ¿tenía un T-Rex de mascota? ¿Qué coño era esa isla?

- ¡Sugooii! ¿Me lo puedo comer, Nami?- preguntó Luffy con estrellitas en los ojos a su navegante.

- ¡Baaaka! No puedes, es la mascota de Gaishomaru-san-respondió Nami- Etto…Gaishomaru-san…Está ahogando a su mascota…-advirtió la navegante.

- ¡Oohh! Es verdad, ¡lo siento Bobby!- se disculpó el alcalde- Es que es tan adorable que no controlo mi fuerza. ¡Buen chico! Ya puedes ir a comer.- el niño se despidió de su mascota y el dinosaurio se fue por donde había venido todavía intentando respirar bien.

- Bueno, bueno, basta de cháchara. Ahora que nos hemos presentado formalmente…¡Qué empiece la comida!- ordenó.

En menos de un minuto de las puertas laterales de la sala empezaron a salir sirvientes con el servicio de cubertería, vasos y platos. Acto seguido salieron otra tanta de personas llevando consigo enormes fuentes de comida y jarras de bebida.

- ¡Uuuuoooo! ¡Sugeeee!- exclamaron Luffy, Usopp y Chopper.

- Ya era hora del sake, necesito algo de alcohol para que no me salga un esguince en el cerebro de tanto absurdo.- refunfuñó Zoro.

- ¡Comed todo lo que queráis! Pero no hincharos, recordad que esta noche es el banquete en vuestro honor.- dijo Gaishomaru.

- Gaishomaru-san, ¿podría contarnos algo sobre esta isla? Para nosotros es muy rara. Además de que el clima de aquí no coincide con el clima de esta zona del Grandline.- preguntó Nami.

- Claro que sí. Esta isla es así porque el demonio jefe lo quiere. Él tiene influencia sobre todo. Por eso es que esta isla es llamada Kōhō Shima.

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